Una parcela en esquina con unas vistas muy interesantes hacia el Valle de Ricote. Pascual y Encarna necesitan una casa no muy grande pero muy acogedora y con mucha luz.
Tres patios dotan de luz natural a toda la vivienda a través de grandes cristaleras. Cada uno de ellos llega a una planta diferente. El primero ilumina y ventila la planta baja en la que se sitúan los espacios de día y la zona de padres. El segundo se queda en la planta primera, donde se sitúa la zona de hijos. Un tercer patio da vida a una estancia de trabajo y ocio para los padres que se sitúa en el sótano por sus necesidades de privacidad.
La disposición de contraventanas de lamas de aluminio en todos los huecos que dan a la calle hace que la fachada ofrezca un cierto movimiento en función de la ocupación y del uso que en cada momento se haga de la casa.