El reto que plantea esta intervención es doble. Por un lado conciliar la presencia de grandes cristaleras para captar el máximo de luz natural con la privacidad que exige el tratamiento. Por otro, que el usuario se sienta cómodo y relajado tanto antes como durante al tratamiento.
Grandes cristaleras con vinilos translucidos resuelven muy bien el primer objetivo, captar luz natural y evitar ser visto desde el exterior.
Unas «ilustraciones de cuento» a escala urbana caracterizan la imagen de la clínica e invitan a la relajación. En el interior, la luz natural baña los espacios. El programa consta de recepción, 4 consultas, gimnasio, vestuario, office y aseos.